Hace apenas dos años un contratiempo en forma de enfermedad nos privó de visitar Japón teniendo todo planificado, incluso el billete de avión comprado. Ahora, con más ganas si cabe, nos proponemos conocer un pedazo del país del sol naciente.



 
    A diferencia de viajes anteriores en los que utilizábamos nuestras bicicletas para conocer el lugar, en esta ocasión, alquilamos una furgoneta con la que movernos con total libertad por el país. Además, ésta dispone de una cama y todo lo necesario para prepararnos la comida, por lo que nos permitirá viajar de forma más económica en un país especialmente caro.


    Dejaremos las grandes urbes para más adelante y nos dirigimos a los Alpes japoneses. Carreteras sinuosas que se adentran en el corazón de una naturaleza demasiado abrupta.






    El otoño es famoso por la variedad de colores que toman los bosques. El Momiji recorre el archipiélago de noreste a suroeste y los japoneses aprovechan para salir al campo o la montaña para disfrutar del espectáculo.








    Alerces, arces, ginkgos, liquidambar... compiten por ampliar el espectáculo cromático del bosque.



    Nos acercamos a la zona de Shirakawago para visitar sus tradicionales pueblos.



 

     A pesar de la fama de disciplinado que acarrean los japoneses, en ocasiones (como en la fotografía) se saltan las normas, poniendo en peligro el pellejo.

    La visita de Kanazawa nos coincide en fin de semana y disfrutamos de un paseo por la ciudad en compañía de jóvenes ataviados con los tradicionales kimonos.







    Después de un par de semanas abrumados por tanta naturaleza, dejamos los Alpes japoneses y nos dirigimos a la ciudad de Kioto. A pesar de las dimensiones de ésta urbe, resulta relajante pasear por sus calles. Incluso tenemos la oportunidad de cruzarnos con alguna despistada geisha.





    En los alrededores de Kioto podemos disfrutar de un agradable paseo en un bosque de bambú, o de escalar los centenares de escaleras que conforman el templo Fushimi Inari.




 


    Y cuando las piernas te revientan de tanto caminar, que mejor manera para relajarte que sumergiéndote en la aguas de uno de los miles de onsen con los que cuenta el país.

    Desde Kioto nos acercamos a Nara, donde a diferencia de los templos que hemos visitado hasta entonces, en éstos campan a sus anchas decenas de simpáticos cérvidos.




    Llevamos ya unas semanas por Japón y apenas hemos visto gente viajando en bicicleta. En esta ocasión vemos a uno que transporta media casa encima.

    Camino hacia el monte Fuji, aprovechamos para realizar parte de la ruta de Nakasendo, en especial el tramo mejor conservado de ésta entre las aldeas de Magome y Tsumago. Además del atractivo de la ruta hay que añadirle el colorido follaje otoñal.



    Una visita obligada cuando se recorre Japón y en especial la isla de Hontsu, es la montaña emblemática del País, el Fuji. En nuestros planes estaba ascender a esta montaña, pero la temporada parece que se ha acabado y no está permitida su ascensión por ninguna de las rutas. Tendremos que conformarnos con la vista de la montaña recién blanqueada por las primeras nieves, desde sus distintas vertientes.










    Vamos bien de tiempo, por lo que antes de dirigirnos a la capital del país decidimos recorrer la costa de la península de Izu.




    De regreso a Tokio, hacemos un alto en el camino para visitar la zona del monte Hakone y disfrutar de las vistas que ofrece el lago.



    Antes de adentrarnos en la megaurbe de la capital nipona, hacemos un alto para ir aclimatándonos en la ciudad costara de Yokohama. Paseamos por su moderna bahía, así como por el barrio chino.




    Ya sin furgoneta, dedicamos cinco días en visitar una de las ciudades más extensas y pobladas del planeta. Pero en contra de lo que cabe esperar, resulta agradable pasear por sus calles.







    Llevamos casi un mes en el país y ciertos comportamientos de sus habitantes nos siguen pareciendo un tanto curiosos. Nos sorprende la afición de los japoneses por el juego, en especial por el Pachinko, una especie de tragaperras, en las que el dinero es sustituido por bolas metálicas, y que rodeados de un ruido ensordecedor (algo inusual en Japón), hace las delicias de los lugareños.


 
     Otra de las cosas que no deja de resultar sorprendente, es el trato que tienen los japoneses hacia sus mascotas. Y sobre todo el empeño que tienen en humanizar el comportamiento de éstas. Roza el absurdo comprobar el surtido de enseres y complementos que puedes encontrar paseando en una tienda especializada en animales: vestidos, carritos, pañales, disfraces, y un largo etc...





    Los últimos días los dedicamos a vagar sin rumbo por sus calles y subiendo cuando se presenta la ocasión, a alguno de los numerosos miradores que ofrece la ciudad.



Datos de interés:

  • Japón es un país caro, especialmente el alojamiento y el transporte. Viajar con una furgoneta te permite economizar la visita al país. Nuestra furgo contaba con un equipamiento básico que nos permitía dormir y prepararnos la comida en ella.
  • La abrupta orografía japonesa no nos permitirá realizar largas jornadas de conducción. Calcular una media inferior a 50 kilómetros por hora, siempre que no se tomen autopistas de peaje.
  • El país cuenta además, con una extensa red de lugares oficiales donde pernoctar con el vehículo llamados Michi-no-eki. Éstos, aparte de ser gratuitos, cuentan con una serie de servicios como pequeños supermercado, zona WIFI o impolutos aseos.
  • Japón ofrece también numerosos baños termales conocidos como onsen. Nosotros pagábamos entre 400 y 700 yenes por persona.
  • En noviembre del 2018 el cambio estaba a 124 yenes por euro. Cambiamos a yenes a nuestra llegada en el aeropuerto, y tiramos de tarjeta de crédito para pagos en supermercados, gasolineras, etc.
  • Para conducir un vehículo alquilado en Japón es necesario poseer el carnet internacional y adjuntarlo con el carnet original del país de origen.
  • No hace falta visado para entrar en el país, aún así, asegurarse antes de ir, por si han cambiado las cosas.
  • Otoño es una época ideal para visitar Japon. El Mimoji tiñe de multiples colores bosques y jardines sirviendo de reclamo a numerosos extranjeros y locales.
  • En noviembre gozamos de temperaturas frescas (sobre todo en los Alpes japoneses), pero de días estables y soleados.
  • Nosotros alquilamos la furgoneta con una agencia local japancampers en la localidad de Narita, cercana al aeropuerto internacional de Tokio. Cuentan con varios modelos de vehículos. Desde minúsculas furgonetas, hasta autocaravanes. Todos los modelos cuentan con un equipamiento básico para dormir, cocinar... además de una tablet con aplicaciones muy útiles para viajar por el país.
  • Hoy en día es posible encontrar mucha información del país por internet. A nosotros nos resulto interesante ésta: japonismo
  • Por último agradecer a Esti, Rodolf, Rubén, Patri y Aitor, por toda la información que nos facilitaron.
  • Viaje realizado por Aurora Segurola y Rubén Segura del 25 de octubre al 21 de noviembre.